Seminario final 2010: Arecastrum romanzoffianum / Pindó

sábado, 13 de marzo de 2010

Arecastrum romanzoffianum / Pindó















Es Originaria del Brasil, Norte de Argentina, Paraguay. También conocida como Syagrus romanzoffianum.
El fuste, liso y parduzco, con una alzada media de 10 a 12 metros, que alcanza a 20 en los bosques de misiones, es cilíndrico con dilataciones de trecho en trecho, presentado cada 15 a 20 cm. cicatrices anuales correspondientes a los verticilos de hojas desprendidas, las cuales permiten deducir la edad de la planta.
Como todas las palmeras que son Monocotiledóneas, el pindo carece de verdaderas corteza, ofreciendo próxima a ella una gruesa capa de hacecillos liberoleñosos de los cuales los mas externos son los más antiguos. De ahí que en las palmeras la madera más dura es la de afuera, mientras en los troncos de los árboles de madera más vieja y consistente ocupa el centro del tallo.
El follaje más flexible y pedúnculo que en los demás cocos, se agita fácilmente por la acción del viento. Las hojas, alcanzan 4 a 6 metros de longitud, son compuestas y opositopinadas con foliolos ensiforme de 1 metro, plegados en la base y lustrosos, es decir, muy cutinizados.
El pindó florece al mediar el verano, agrupándose las flores, pequeñas, amarillentas y unisexuales, en vistosos panojas monoicas.
Los frutos, que en su mayor parte se desprenden precozmente al finalizar el otoño, son drupas del tamaño de una aceituna, amarilla en la madurez.
El pindó se multiplica por semillas y se desarrolla al sol en todos los terrenos con excepciones de los pantanosos, arcillosos y salitrosos.
Algunos indios del paraguay y de misiones utilizan los astiles del pindo en la construcción de su vivienda y la harina obtenida de los cogollos, como alimentación. Con las fibras de las hojas fabrican cestas y sombreros.

LIMPIEZA Y PODA
La poda de las palmeras consiste en la eliminación de hijuelos para impedir su desarrollo y también la de los racimos de frutos y de hojas muertas o enfermas. Es importante quitar solo aquellas hojas secas, respetando al máximo la forma esférica natural de la copa. Las podas se suelen realizar en verano, pero las hojas secas se pueden quitar en cualquier época del año, y cuanto antes, pues las vainas se van endureciendo, lo que dificulta posteriormente su eliminación.Pero la época de poda y la intensidad de la misma dependerán de la especie y de sus beneficios. Así en palmeras destinadas a la producción de frutos, como la palmera datilera, las podas son algo más intensas para que el sol y el aire lleguen bien a los racimos; pero en jardinería sólo se limita a la eliminación de hojas secas, viejas o enfermas.
La eliminación de las hojas enfermas puede evitar que se propague una enfermedad.Durante la poda y limpieza los cortes han de ser siempre limpios, sin provocar desgarros. No deberán emplearse espuelas ni producir heridas en el tronco para acceder a la copa, ya que no cicatrizan y constituyen un medio ideal para la entrada de patógenos.

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